Atapuerca
Presentación
Un tesoro arqueológico
Fecha de declaración: 30 de noviembre del año 2000
Figura de protección: Sierra de Atapuerca
Coordenadas:
Ubicación: provincia de Burgos
Horario de visitas: dependiendo de la época del año.
Más información: http://www.atapuerca.org/
Precios: entrada general 6 euros, reducida 5 euros (de 8 a 16 años) y gratuita para los menores de 8 años
Datos Generales
En pleno Camino de Santiago y a apenas unos kilómetros de la capital burgalesa nos encontramos con los increíbles yacimientos de Atapuerca, un tesoro arqueológico de dimensiones difícilmente estimables.
Los yacimientos de la sierra de Atapuerca fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000 al ser considerados un referente obligatorio para cualquier estudio de la Evolución Humana. En los últimos años estos yacimientos han cobrado un interés especial debido a los importantes hallazgos que se han ido produciendo y que han permitido a la comunidad científica internacional avanzar en sus investigaciones sobre el pasado de la humanidad.
Por ahora son cuatro las especies de homínidos que han dejado rastro en esta zona de la provincia de Burgos. Por este motivo, Atapuerca no es un yacimiento arqueológico más, sino que es considerado por muchos la piedra roseta de la evolución humana en Europa al conservar sus restos desde hace aproximadamente 1.500.000 años.
Atapuerca Patrimonio de la Humanidad
Declarado “Espacio Cultural” por la Junta de Castilla y León en julio del año 2007, la Sierra de Atapuerca cuenta en su interior con un auténtico hormiguero de simas y galerías. Esto junto con el hecho de hallarse en medio de un corredor natural ha favorecido el asentamiento de personas de distintas épocas y también su posterior conservación con el paso de los milenios hasta que hace tan sólo 100 años una compañía inglesa decidiera construir en esa zona una línea de ferrocarril. En ese momento, túneles y galerías quedaron finalmente al descubierto, mostrando los restos de personas y animales que llevaban allí siglos.
Historia
El pasado enterrado
Aunque las primeras exploraciones de la zona se remontan a la mitad del siglo XIX, lo cierto es que la cueva ya era tanto conocida como visitada desde mucho antes. En 1863 Felipe Ariño solicita la concesión en propiedad de la cueva y cinco años más tarde, en 1868, Pedro Sampayo y Mariano Zuaznávar realizan una descripción detallada de la cueva, conocida entonces como “Sima de los Huesos”. Al tiempo que se suceden estas pequeñas exploraciones, hay multitud de robos y destrucción en su interior.
Durante los últimos años del siglo XIX, en plena Revolución Industrial en España, se decidió construir una línea de ferrocarril minero que fuera desde la Sierra de la Demanda hasta Burgos. Por aquel entonces las siderurgias vascas necesitaban más hierro y carbón del que obtenían en los yacimientos de León y Asturias. La Sierra de la Demanda contaba con estos recursos pero no había transporte con el que llevar esos materiales a Vizcaya. Finalmente se decidió solucionar el problema con la construcción de esta línea férrea por parte de Richard Preece Williams y su recién creada The Sierra Company Limited. La obra de ferrocarril comprendía un total de 65 kilómetros, contó con la participación de más de 1.500 operarios y se finalizó cinco años después, en el año 1901.
Al principio el trayecto no atravesaba la sierra de Atapuerca pero finalmente el trazado del ferrocarril la atravesó por su lado suroeste, creando una profunda trinchera de medio kilómetro de longitud y una profundidad de casi 20 metros. Se especula que finalmente se cambió de opinión respecto a los planes iniciales con el objetivo de explota la caliza de la sierra, material de construcción muy utilizado.
La línea ferroviaria no era sólo minera, con el objetivo de recibir subvenciones también transportaba pasajeros y mercancías pero debido a los elevados precios que impuso Ferrocarriles del Norte la línea dejó de funcionar en el año 1910. En 1917 The Sierra Company Limited quebró y desapareció definitivamente.
En ese año 1910 el arqueólogo Jesús Carballo descubre el yacimiento y las pinturas de la Cueva Mayor. Este yacimiento despertó el interés de algunos de los arqueólogos más importantes, entre ellos el Abate Henri Breuil, uno de los padres del estudio del arte rupestre en Francia, o Huego Obermaier, autor de “El hombre fósil” (1926), que acudieron a estudiarlos entre 1911 y 1912. Pero los acontecimientos históricos de la época forzaron el parón de las investigaciones durante décadas.
En los años 60 vuelve a haber movimiento en Atapuerca. En 1964, el profesor Francisco Jordá Cerdá inicia las primeras excavaciones. Unos años más tarde un grupo de espeleólogos, Grupo Espeleológico Edelweiss descubre la Galería del Sílex, que contiene los restos de rituales funerarios y pinturas de la Edad del Bronce. En la misma época, el profesor Juan María Apellániz comienza las campañas de excavaciones en el Portalón de la Cueva Mayor. Llevará a cabo un total de once campañas.
Unos años más tarde, en 1976, el ingeniero de minas Trinidad de Torres Pérez-Hidalgo, que entonces realizaba su tesis doctoral sobre osos fósiles, acude a Emiliano Aguirre, antropólogo, con restos humanos encontrados en la Sima de los Huesos. Torres entra en contacto también con el Grupo de Espeleólogo Edelweiss y prepara con ellos una excavación. Torres pide permiso a Apellániz para acceder a la Sima de los Huesos en busca de restos de oso pero entre los restos extraídos aparecen también fósiles humanos, entre ellos una mandíbula, lo que constituyó un hallazgo excepcional.
Aquella mandíbula, junto con unos cuantos dientes y dos fragmentos de cráneo constituyen los primeros restos humanos encontrados en la Sierra de Atapuerca. Este importante hallazgo llevó a Aguirre a plantear en el año 1977 un primer proyecto de investigación moderno cuyos objetivos eran conocer la evolución humana en Europa durante el Pleistoceno Inferior y Medio y formar un equipo de investigadores españoles capaces de llevar a cabo tal misión.
El problema es que al mismo tiempo tanto las agresiones de furtivos, aventureros y gamberros como las del ejército provocaron un deterioro irreversible en la zona. Los continuos expolios a los que se vio sometida Atapuerca propiciaron que finalmente en el año 1987 la Junta de Castilla y León iniciara los trámites para declarar la zona Bien de Interés Cultural. La resolución se llevó a cabo en diciembre de 1991, tras años de luchas y trámites, alcanzando el mayor grado de protección que establece la Ley sobre Patrimonio Histórico Español.
En el año 1990 Aguirre se jubila, haciéndose cargo del proyecto los profesores J.L. Arsuaga, J.M. Bermúdez de Castro y E. Carbonell. Así, la década de los noventa es considerada prodigiosa y el proyecto de Atapuerca obtiene un gran prestigio científico y una gran reputación social. Su reconocimiento llega en el año 1997 cuando el equipo es galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y el Premio Castilla y León de Ciencias Sociales y Humanidades.
Los yacimientos
La presencia humana más antigua
Atapuerca es considerada por los arqueólogos como un lugar único en el mundo. La colina cuenta con la presencia humana más antigua que se conoce y a lo largo de sus seis kilómetros de sierra se han descubierto hasta hoy más de 180 yacimientos, así como signos de actividad humana desde el Paleolítico hasta el Neolítico y la Edad de Bronce.
Al yacimiento se accede desde la localidad de Ibeas de Barros y se divide en varias zonas:
La trinchera del ferrocarril: es el punto de partida del recorrido, donde se ubican los sedimentos fósiles. Dentro de esta zona existen diversas cavidades. Es el punto de partida de los visitantes y en su recién reformada Cueva del Compresor se proyectan los últimos hallazgos.
La cueva del elefante: es el lugar donde se encuentran los restos más antiguos de presencia humana, de aproximadamente un millón de años. En esta parte del recorrido se pueden observar los útiles usados en la época, desde cantos rodados a sílex o los restos de los animales que ellos comían, bisontes y rinocerontes.
La gran dolina: con más de 350.000 años de antigüedad, en esta zona se han encontrado restos de utensilios y está confirmada la existencia de un campamento de cazadores y recolectores que realizaban aquí actividades domésticas de elaboración de herramientas y también consumo de animales. Se encontraron asimismo en la Gran Dolina los restos de Homo Antecessor de hace más de 800.000 años. De acuerdo con las investigaciones, esta zona se utilizaba como casa en la que guarecerse de los animales feroces, el frío y la noche.
El portalón: en esta parte de las cuevas se ubican centenares de piezas de cerámica e industria, algo que refleja al mismo tiempo una intensa ocupación del lugar en la Edad del Bronce. Se han recuperado cuencos, tacitas carenadas, ollas globulares, etc. decorados con motivos en zig-zag y espigas.
También llaman la atención las espátulas y punzones de hueso y bronce, puntas de flecha, botones y cuentas de collar realizadas sobre marfil, asta o hueso. La fauna que se exhuma es doméstica (caballo, vaca, cabra), animales salvajes como jabalí, ciervo, castor y algunas aves.
El mirador: esta zona parece ser que fue utilizada como corral y lugar de enterramiento. Esta cueva pertenece al Complejo Cueva Mayor. La entrada está orientada hacia la Sierra de la Demanda. Su exploración científica comenzó en el año 1999. Si nos situamos en su entrada, de espaldas a ella, podremos observar, al igual que los grupos holocenos que la utilizaron, el punto más estrecho del valle del Arlanzón, entre la Sierra y los Páramos.
La sima de los huesos: considerado uno de los yacimientos más importantes no sólo de Atapuerca sino del mundo. Cuenta con un difícil acceso pero es donde más fósiles se han encontrado a pesar de tratarse de una sala de apenas quince metros cuadrados. Aquí se encontraron los restos del Homo Heidelbergensis, más del 90% de restos de esta especie de homínido. Entre otros hallazgos destaca Miguelón, el cráneo fósil mejor conservado del mundo.
La Fundación Atapuerca
Por la proyección científica
La Fundación Atapuerca fue creada en julio de 1999 con el objetivo de respaldar el programa de investigación que se está ejecutando en la Sierra de Atapuerca, al mismo tiempo que contribuye a que los yacimientos cuenten con la proyección científica, cultural y social que merecen. La Fundación Atapuerca está dirigida por Eudald Carbonell, miembro del equipo de investigación que también presta apoyo en la difusión de las acciones destinadas al público y participa en la gestión de espacios y visitantes.
Museo de la Evolución Humana
Una visita recomendada
Situado en Burgos es una visita recomendada para todos los aficionados a la arqueología. Se trata de una exposición única en España sobre el origen y la evolución humana basada en los hallazgos arqueológicos que se conocen hasta el momento. El proyecto nace de la necesidad de conservar, inventariar y divulgar los restos arqueológicos encontrados en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.
Este museo fue inaugurado en julio del año 2010 y actúa como cabecera del “Sistema Atapuerca. Cultura de la Evolución”, un instrumento de gestión que se encarga tanto de administrar como de integrar la colaboración entre los distintos equipamientos, centros, servicios y departamentos de todo el Proyecto Atapuerca.
Diseñado por el arquitecto Juan Navarro, constituye la pieza centra del Complejo de la Evolución Humana. El museo ha recibido ya más de 40 premios nacionales e internacionales.
La Universidad de Burgos
I+D al sercicio de la historia
La Universidad de Burgos participa también en los proyectos de investigación de la Sierra de Atapuerca y lo hace a través de las áreas de Prehistoria y Paleontología del Departamento de Ciencias Históricas, así como con los Laboratorios dedicados a Atapuerca en su edicicio de I+D+i. Al mismo tiempo, colabora en el campo de investigación con proyectos y actividades conjuntas que tienen como objetivo potenciar el Sistema Atapuerca y prestar apoyo en la gestión de las materias de medio ambiente, gestión y difusión del patrimonio cultural.