Catedral de Burgos

En el norte de la península ibérica se encuentra Burgos, la segunda ciudad más poblada de Castilla y León, con casi 180.000 habitantes.

Sede de varios eventos de carácter internacional, tales como el congreso de redes sociales iRedes y nacional, como las jornadas ForoBurgos, en las que se habla sobre el sector económico y empresarial, o la Pasarela de la Moda de Castilla y León, que también se celebra allí.

Catedral de Burgos Patrimonio de la Humanidad

Cuenta asimismo con un anillo verde y un amplio conjunto monumental, dentro del que destaca el monasterio de Santa María la Real de Huelgas, la cartuja de Miraflores y sobre todo la Catedral de Santa María, más conocida como Catedral de Burgos, exponente de la arquitectura gótica declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

La ciudad se encuentra además atravesada por el Camino de Santiago y a menos de quince kilómetros del yacimiento arqueológico de Atapuerca, ambos bajo la protección de la Unesco también.

Albergando las sedes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León y del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, durante los últimos años la ciudad ha experimentado un gran auge en el sector de la investigación al contar con centros como el CENIEHl, el Área Burgalesa de Investigación, el CREER y el ITCL entre otros. Además, en el año 2015 se pondrá en funcionamiento el Parque Tecnológico de Burgos y está prevista la creación del CAE, plataforma multimodal en el que se aglutinarán transportes y empresas del sector servicios.

Burgos fue seleccionada como capital española de la gastronomía en el año 2013.

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El Valle del Arlanzón ha sido asentamiento humana desde tiempos remotos ya que a unos pocos kilómetros se encuentra el Yacimiento de Atapuerca, considerado la cuna del primer europeo. Los restos humanos encontrados por la zona tienen más de 800.000 años de antigüedad. En la zona existieron también asentamientos prerromanos, sobre todo cerca del río.

Los primeros datos de Burgos como ciudad datan del año 884, cuando se cree que fue fundada por el conde Diego Rodríguez Porcelos bajo el mandato del rey Alfonso III. El rey pretendía establecer una fortificación para frenar el avance del enemigo, los sarracenos.

La situación geográfica de la ciudad, en la encrucijada de las principales rutas y caminos de la época y en mitad del Camino de Santiago, facilitó su rápido crecimiento. En el siglo X Burgos ya era una gran ciudad de Castilla y una pieza imprescindible en la Reconquista. Figuras destacadas de la época son Fernán Gómez y Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador y también el burgalés más conocido en todo el mundo.

El siglo XI trae consigo la pérdida de peso militar de la ciudad, que empieza a sobresalir e el comercio gracias al Camino de Santiago y su conexión con los puertos del norte. En 1075 se estable Burgos como sede episcopal, algo que facilitó la construcción de monasterios.

En el siglo XIII se derriba la antigua catedral románica y sobre ella se erige en 1221 la actual Catedral de Burgos, un impresionante exponente del gótico y una de las catedrales más bellas del mundo. En la misma época se construye el Monasterio de las Huelgas Reales.

La etapa de mayor esplendor de la ciudad se da entre los siglos XV y XVI, coincidiendo con el reinado de los Reyes Católicos. Se construyen grandes palacios como la Casa del Cordón y Burgos alcanza los 25.000 habitantes. Sin embargo, debido al deterioro de las exportaciones y la importancia que adquiere el tráfico con el nuevo mundo, a partir de 1575 Burgos pierde mucha de la importancia que tenía. A mediados del siglo XVII la peste y el hambre reducen su población a 4.500 habitantes.

En el siglo XVIII la ciudad muestra signos de mejora y en el siglo XIX, tras la ocupación de los franceses, Burgos comienza a tomar su forma actual. En el siglo XX comienzan a instalarse las primeras industrias y en los 60 se crea la zona industrial de la ciudad, que devolverá la vida a la ciudad.

La actividad turística de la zona se vio incrementada notablemente cuando la Unesco catalogó la Catedral como Patrimonio de la Humanidad.

• La Catedral de Santa María de Burgos es un templo católico dedicado a la virgen María cuyo nombre oficial es Santa iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María de Burgos. Su construcción se inició en el año 1221 de acuerdo con los patrones góticos franceses aunque tuvo importantes modificaciones en los siglos XI y XVI.

• El estilo de la catedral es gótico pero en su interior cuenta también con elementos decorativos renacentistas y barrocos. Tanto la construcción como las remodelaciones se realizaron con piedra caliza extraída de las canteras de la localidad de Hontoria de la Cantera.
  En la catedral además se conservan obras de artistas muy destacados como la familia Colonia, el arquitecto Juan Vallejo, los escultores Gil de Siloé o Rodrigo de la Haya o los pintores Alonso de Sedano y Sebastiano del Piombo entre otros.

• La fachada principal está diseñada al más puro estilo gótico francés de las catedrales de París o Reims mientras que su alzado interior tiene como referencia la Catedral de Bourges.

• Estructura La catedral cuenta con tres cuerpos rematados por dos torres laterales de planta cuadrada. Las agujas caladas de influencia germánica se añadieron más tarde, en el siglo XI y son obra de Juan de colonia. En el exterior destacan las portadas del Sarmental y la Coronería, góticas del siglo XIII y la portada de la Pellejería, con influencias renacentistas-platerestas del siglo XVI.

• Declarada Monumento Nacional en 1885 y Patrimonio de la Humanidad en 1984, es la única catedral española que tiene esta distinción de la Unesco de forma independiente, sin estar unida al centro histórico de la ciudad. Se trata asimismo del templo católico de mayor rango en Castilla y León al ser el único templo que siendo catedral metropolitana es a la vez una basílica.

• Restauración Debido al desprendimiento de una figura de la fachada, en el año 1994 se decide restaurar la catedral. En total llevan más de 30 millones de euros invertidos, lo que la convierte en el monumento europeo que más fondos ha recibido para su restauración y que más se ha prolongado en el tiempo.

Entre los tesoros con los que cuenta la Catedral de Burgos, que son muchos, una de las figuras más conocidas es la del “Papamoscas”.
Se trata de un autómata, una figura de medio cuerpo, que cada hora en punto abre la boca de forma desmesurada al mismo tiempo que mueve su brazo derecho para accionar el badajo de una campana. Viste de encarnado y los rasgos de su rostro son mefistofélicos.

El “Papamoscas” está situado en lo alto de la nave mayor, en el ventanal sobre el triforio, primer tramo de los pies de la basílica. La mejor hora para ver al autómata son las doce del mediodía porque es cuando da doce golpes y abre y cierra la boca doce veces. La imagen actual data del siglo XVIII, cuando se decidió sustituir a la del siglo XVI. A pesar de que ahora está enmudecido antes al tiempo que abría su enorme boca emitía un sonoro grito que provocaba la sorpresa de los visitantes pero se decidió que dejara de hacerlo al tratarse de un lugar sagrado.

El origen de esta curiosa figura proviene de los tiempos del rey Enrique III El Doliente, rey de Castilla entre el 1390 y el 1406. Llamado así por su precaria salud, la leyenda cuenta que tenía la costumbre de acudir a rezar a la Catedral a diario y un día vio allí a una joven de la que se quedó prendado. Sus miradas se encontraron y la muchacha al reconocerlo salió apresuradamente de la Catedral. La escena se repitió a diario a partir de ese día. El rey acudía a rezar y al acabar buscaba a la joven, que regresaba a casa con el rey caminando tras ella. Intercambiaban miradas y sonrisas pero nada más.

Un día, mientras la muchacha volvía a su casa dejó caer su pañuelo. El rey se apresuró a recogerlo pero no se lo devolvió a su dueña, lo guardó y le entregó el suyo a la joven. Sin mediar palabra, ella lo recogió y se alejó rápidamente. Cuando entró en su casa, el rey oyó un doloroso lamento que se clavó en sus oídos. Aquella fue la última vez que la vio. Así pasó un año entero, hasta que finalmente el rey decidió dirigirse a su casa para averiguar qué sucedía. Nadie vivía allí desde hace años le aseguró un vecino ya que los habitantes fallecieron años antes por la peste negra. El rey se fue del lugar compungido y confuso.

Mucho después, el rey se encontraba paseando por el bosque cuando se encontró con seis hambrientos lobos que le rodearon. En vez de asustarse, cogió su espada y se enfrentó a ellos. Tres de ellos murieron, pero los otros tres se resistían. A punto de sucumbir al ataque, se oyó de repente un grito extraño que los sorprendió. Asustados por el grito, los lobos huyeron y el rey vio de nuevo a la joven de la Catedral. Cuando se acercó a ella, ésta cayó muerta. En su mano derecha llevaba el pañuelo que le dio el rey.

El rey se alejó de allí con el corazón roto y desconsolado. Tiempo después decidió llamar a un artesano y pedirle que construyera un reloj veneciano para la Catedral. Quería que tuviera forma humana y que cada hora emitiera un grito como el de la joven. El problema es que el rey no supo describir su belleza ni el sonido de su lamento por lo que el relojero no pudo darle la apariencia ni el sonido deseado y finalmente construyó un autómata de extraña apariencia con un extraño graznido que años después de ordenó enmudecer.

La Catedral de Burgos es protagonista de varias obras de ficción. Entre ellas destacan:

• El número de Dios, de José Luis Corral: habla sobre los planos secretos d e los canteros que construyeron la catedral en el siglo XIII.

• Los umbrales del templo, de Francisco Javier Tabares: sobre el Obispo Don Mauricio, promotor del templo.

• Inquietud en el paraíso, de Óscar Esquivias: protagonizada por el Arcediano de Villegas.

• La extranjera, de Astrid Nilsen: es la historia de una misteriosa joven extranjera que confiesa sus secretos a un sacerdote en la catedral burgalesa.

La catedral aparece también en las obras de Benito Pérez Galdós, Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Gustavo Adolfo Bécquer, Federico García Lorca o Toti Martínez de Lezea.